Bueno, aquí estamos. Según mí G.P.S. coordenadas geográficas 36º47'08 N y 6º21'33 O.
¿Qué tendrá este municipio que sale mencionado doce veces en la Biblia con el nombre de Tharsis (Ezequiel 27,12 y 38,13; Isaías 2,12; 2,13; 66,19 y 60,9; Jeremías 10,9; Jonás 1,3; 1º Reyes 10,22 y 22,49; Génesis 10,4 y Salmos 72,10) y una en el Quijote de la Mancha aludiendo en el capítulo 2 a sus playas de pícaros?.
Me sitúo en la playa principal del pueblo pisando la arena y comprobando que es la de grano más fino de todas las que he visto a lo largo y ancho de España desprendiéndose de la piel con una ligera pasada de mano. Así y de frente diviso, con sus pinares y dunas, el Coto de Doñana y la Argónida© de Caballero Bonald.
A mi derecha Bajo de Guía, las salinas, el barrio de los marineros, el pinar de la Algaida y las emanaciones que trae el Guadalquivir desde Sevilla. A mi izquierda la magnífica desembocadura del río, con la temible barra de arena de los árabes (Barrameda), con la playa de las Piletas acogiendo la meta de sus famosas carreras de caballos desde 1845, superiores incluso a las que se celebran en Galway o Laytown (Irlanda), las magníficas puestas de sol avisando del amanecer en la costa este de Norteamérica, el desaparecido castillo del Espíritu Santo (siglo XVI) mandado dinamitar por los ingleses al terminar la Guerra de la Independencia y a escasos kilómetros el impresionante faro de Chipiona avisando a los barcos para que no encallen y se hundan como ocurría cinco siglos atrás.
Buscando respuestas sobre este pueblo dejo la playa saludando a un impresionante buque mercante que, aprovechando la pleamar, se aventura por el canal de boyas verdes y rojas que guiará su camino hasta las marismas y desde ahí unos cien kilómetros más arriba hasta el puerto marítimo de Sevilla que descansa bajo el Puente del Quinto Centenario.
Así, enfilo como arteria principal entre el pueblo y la playa, la Calzada del Ejército, escoltado por curiosas casonas de estilo regionalista construidas a finales del siglo XIX y principios del XX cuando los duques de Montpensier y allegados decidieron, a partir de 1849, establecerla como ciudad de veraneo por sus bonanzas climáticas llegando a ser conocida como la "San Sebastián del sur".
Dicho paseo de albero de casi un kilómetro de longitud, conocido anteriormente como Avenida de la República y paseo Reina Mercedes, sirve de soporte a la famosa "Feria de la Manzanilla" la cual se celebra cada año a finales de mayo o principios de junio.
A medio camino me topo con un edificio excesivamente vertical que muerde la horizontalidad del paisaje y, aprovechando que se trata de un Hotel así como su descomunal altura, accedo a su mirador-bar en la duodécima planta mientras le pido una copa de vino fino al camarero.
Me pone mala cara y me pregunta si realmente lo que quiero es una manzanilla.
- Bueno sí, es lo mismo ¿no?
- Es lo mismo pero no es igual, el fino es fino y la manzanilla es otra cosa.
- Sorprendido pregunto ¿En qué se diferencian?
- El fino es de Jerez y el Puerto y la manzanilla sólo de aquí. El fino te deja resaca y la manzanilla no, es ligeramente más amarga y a excepción del "Tío Pepe"© que nunca se remonta se toma más mejó que el fino.
- ¿Entonces no hay fino de Sanlúcar?
- No, imposible. Se ha intentado hacer fino en Sanlúcar y siempre sale manzanilla y en Jerez se ha intentado hacer manzanilla y siempre sale fino.
- ¿Y eso como es posible?
- Pues el microclima especial de aquí, la levadura autóctona epiculatis, la tierra albariza, la uva palomino-listán, la humedad que trae las mareas, los pinares y todo eso.
- Vaya, pues entonces una manzanilla, por favor.
- Fina o pasada.
- Bueno, pues, ¿Cual es mejor?
- Depende, las dos están bien aunque para un hombre quizás la pasada.
- Bueno, pues una pasada.
- ¿Qué marca?
- Una que esté bien.
- Todas están bien y hay dos que están muy bien.
- ¿Cuáles son?
- Actualmente "San León"© y "La Goya"©, las demás están un poco amujereadas.
- Nos las conozco, por ahí afuera en los bares y restaurantes hay otras marcas más conocidas.
- Sí, esas son las que no quieren los sanluqueños, éstas nos las bebemos aquí. De todas formas lo que le digo sólo sirve para vino embotellado, cualquier manzanilla de cualquier marca en las tascas o en sus propias bodegas a granel o en rama están una jartá buenas. Lo que pasa es que si las sacas del pueblo y no te las bebes pronto se remontan y pierden sus propiedades.
Absolutamente alucinado e incrédulo con lo que me cuenta el camarero me apunto mentalmente el adquirir un libro sobre la manzanilla de Sanlúcar y le pido una copa de "San León"©.
Me asomo a la terraza norte y contemplo un maravilloso paisaje donde se adivina mejor que a pie de playa los últimos meandros del Guadalquivir antes de asomarse al Atlántico. En la terraza sur aprecio el municipio en toda su extensión así como la barranca natural que parte desde el Espíritu Santo hasta el Castillo de Santiago dividiendo la urbe en Barrio Bajo y Barrio Alto. Entre multitud de casas con típicas fachadas de color blanco tan típicamente andaluz destacan voluminosos edificios civiles como el Palacio de Orleáns-Borbón y el Palacio de Medina Sidonia así como edificios religiosos destacando la Parroquia de la O y la Parroquia de Santo Domingo rodeados de bodegas inmensas que aprovechan sus tejados a dos aguas elaborados con tejas para instalar rótulos luminosos como "Barbadillo"©, "Delgado Zuleta"© o "La Gitana"©.
Sin darme cuenta apuro con brevedad inusitada la copa de vino color amarillo pajizo que me deja un muy agradable sabor de boca con aromas a medio camino entre salinos y frutos secos tostados. Dando las gracias al camarero por la información me despido y volviendo a la Calzada me acerco a la cercana Plaza de los Cisnes donde me cruzo a la derecha con la antigua casa de los Marqueses de la Granja (1902), posteriormente Comandancia de la Marina y actualmente reconvertida a oficina de recaudación de impuestos locales.
A la izquierda, una de las múltiples y famosas heladerías "La Ibense Bornay"© donde me pido un delicioso helado de crema tostada con cucurucho el cual degusto observando la estatua de piedra (1972) de la Infanta María Luisa (la hija menor de Fernando VII y María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, o sea, la abuela de Juan Carlos I) así como la antigua Aduana Ducal (Casa de la Contratación) que en 1711 fue trasladada a Cádiz y en 1757 traspasada al rey Fernando VI y que significó un periodo de decadencia económica para esta ciudad.
Giro noventa grados y encaro la callecita Ramón y Cajal recibiéndome un impresionante edificio de estilo protobarroco justo al lado de una bodega de la familia Hidalgo el cual hace las funciones actuales de hotel con el nombre de "Tartaneros"© y tomo buena nota para futuras visitas y hospedaje a este municipio gaditano.
Avanzo por la calle y desemboco en la muy conocida Plaza del Cabildo. Céntrica plaza de grandes dimensiones con una enorme fuente en el centro, cuatro palmeras en las esquinas, farolas que custodian la fuente, naranjos y multitud de pubs, bares y heladerías que constituyen el centro neurálgico de Sanlúcar y punto de partida para una deliciosa ruta del tapeo. En esta plaza se sitúan bares como "Balbino"©, "Bar la Gitana"©, o una remodelada "La Barbiana"© que antes ocupaba otro lugar bastante cercano.
La tentación me puede y entro en "Balbino"© donde pido tortitas de camarones y una manzanilla.
- Por favor, tortitas de camarones y una manzanilla "La Goya"©.
- Pacooo!!! Una de tortilla!!! Grita uno de los camareros de barra hacia el fondo.
Degusto lo solicitado y compruebo que pese a ser un plato muy simple no deja de ser delicioso potenciando su sabor el acompañamiento de la manzanilla. Desde luego, la fama que tiene estas tortillas (que no tortitas como averigüé con el paso del tiempo) están más que merecidas. Con un poco de descaro pregunto al camarero:
- Perdone, ¿cómo tiene estas tortitas un sabor tan especial?
- Po la masa y los camarones. La masa lleva oshenta por ciento de harina de trigo y vente de garbanzo y los camarones que son de aquí y han comido el "pasto" como los langostinos y las gambas. Además, que se fríen con aceite de oliva.
- ¿El "pasto"?
- Si la comida, el pasto, el alimento, lo que comen en la desembocadura del río y en las marismas tirando pa Trebujena. El "pasto" de aquí es especial y no lo tienen los peces y mariscos de mar abierto.
Noqueado por la respuesta ante mi falta de documentación y preparación antes de visitar la ciudad abono la consumición y dando las gracias busco de nuevo la Plaza del Cabildo. La cruzo en transversal y acabo de frente al "Bar La Barbiana"© de nueva ubicación a escasos metros de su antiguo emplazamiento al lado de la actual biblioteca municipal.
- Pepe!!! Ponme una de papa aliñá!!!
Al tiempo, el avispado camarero me sirve una copa de una cuba de 2 arrobas de capacidad que tiene en posición vertical en uno de los extremos de la barra serigrafiada con la palabra "Barbiana"©. En ese instante pienso en lo que me dijeron en el "Hotel Guadalquivir"© acerca de la manzanilla servida a granel o en rama y compruebo en una pizarra con palabras marcadas en tiza blanca que las tortitas de camarones son tortillas y que las patatas aliñadas en realidad son "papas aliñás" deduciendo que la vocalización completa de las palabras en este municipio quedan un tanto cursi y te señalan inmediatamente como visitante o forastero.
Pruebo la manzanilla "Barbiana"© servida en rama a la vez que degusto las papas aliñás con melva.
- ¿Están güenas, eh? Me espeta un señor muy jovial que se encuentra a mi derecha probando casualmente el mismo plato.
- Si, la verdad es que pese a ser un plato muy simple está exquisito y mucho mejor con esta manzanilla. No entiendo como una patata cocida puede saber tan bien.
- Pues, porque son de la Colonia.
- ¿Perdón?
- Si la Colonia, una zona de huertas que hay aquí cerca de los pinares de La Algaida. Allí hay buena tierra por el río y salen unas papas y verduras una jartá buenas.
- Supongo que con un amontillado sabrán mejor. Me han comentado que la marca "Pastrana"© de la bodega "Hidalgo"© está muy bien.
- Po si, supongo que estará bien aunque a mí el que más me gusta es el amontillado en rama de "Toneles Gordos"© de "Delgado Zuleta"©. Lo que pasa es que es un vino muy fuerte y no sirve pa copeá, hay que tomarlo solo, como hacen los guiris.
Al tiempo que señala a una esquina del local donde se encuentran una pareja con típicos rasgos de anglosajón que consumen sendas copas con un color caoba intenso y oscuro, hecho éste que me recuerda el interés vinícola de los ingleses desde hace siglos por estas tierras y vinos que ellos llaman "Sherry"© aunque los mezclan en distintas proporciones con distintas variedades (por ej. 60% fino y 40% amontillado para que se llame comercialmente "Dry"©) y así la marca se asocie siempre con el comerciante inglés y sus mezclas y nunca con el origen español del vino.
- Me ha caído Vd. bien, le invito a la caminanta. Pepe!!! Ponme dos más.
- ¿La caminanta?
- Si la caminanta, la última copa antes de cogé el camino.
Así, tomando esta nueva copa de manzanilla, medio borracho y despidiéndome del señor que atiende al nombre de "Carlo", me da su número de móvil y se ofrece como corredor para comprar, vender o alquilar un piso por la zona, salgo del bar "ajumao" y "dando cambayás" como dicen por aquí me voy en busca de nuevos alicientes.
Al avanzar unos metros un hombre muy agradable y con un puesto de innumerables conchas de la mar y grandes bocas de peces con dientes me invita a que me pase por su "Museo de las Caracolas"© gratuito en el callejón del Trujo. Le doy las gracias y le digo que lo tendrá en cuenta. (En una posterior excursión tuve la suerte de hablar de nuevo con este personaje -que tanto me recuerda a la figura de Rafael Alberti- y escuchar sorprendentes historias marineras sobre la mar así como una nueva acepción del vocablo "Barrameda").
A punto de abandonar la plaza del Cabildo y enganchar por las callecitas que flanquean el antiguo Ayuntamiento y hoy Biblioteca Municipal y sala de conferencias aprecio en el suelo un gran baldosa marmórea con el escudo de la ciudad que data del año 1459. A saber: una estrella representando tanto al planeta Venus como a la diosa del mismo nombre tal y como veneraron en la antigüedad los tartesos -el lucero del alba-; una torre o faro donde se rendía culto a la mencionada diosa; un buey alado postrado símbolo del patrón de la ciudad, el evangelista San Lucas; un libro donde se alude a las antiguas actividades comerciales de la ciudad y por último las olas del mar, todo ello acompañado de la leyenda "Luci Feri Fanum" que unido a la denominación "Sanlúcar de Barrameda" obtenemos como significado "santo lugar o templo del lucero del alba con barra de arena" más o menos, aunque algunos discrepan de esta traducción.
Puestos a pedir y ya que voy de lado a lado de la calle podrían haber incorporado un racimo de uvas aludiendo a tan extraordinario vino de matices tan finos.
Atravieso la calle Ancha, hoy peatonal y adornada de naranjos y antiguamente transitable por vehículos, que no es más que una prolongación de la calle Barrameda - la más larga de la ciudad- que enlaza desde La Algaida hasta la plaza del Pradillo.
Accedo a la callecita peatonal Isaac Peral dejando a un lado el antiguo Ayuntamiento, y en una de sus paredes observo un bloque de azulejos conmemorativo que, debido a su importancia histórica, estimo muy conveniente reproducir en estas líneas:
"De los 265 tripulantes que al mando de Fernando Magallanes salieron de este puerto de Sanlúcar de Barrameda el día 20 de septiembre de 1519 para dar, por primera vez, la vuelta al mundo, solamente volvieron a este mismo lugar de partida, en 6 de septiembre de 1522, los 18 navegantes que se citan a continuación:
Francisco Albo, de Axio.
Miguel de Rodas, de Rodas.
Juan de Acurio, de Bermeo.
Martín de Yudicibus, de Saona.
Hernando de Bustamante, de Mérida.
Hans, de Agan.
Diego Gallego, de Bayona del Myor (Galicia).
Nicolás de Nápoles, de Napol de Romania.
Miguel Sánchez de Rodas, de Rodas.
Francisco Rodríguez, de Sevilla.
Juan Rodríguez, de Huelva.
Antonio Hernández, de Huelva.
Juan de Arratia, de Bilbao.
Juan de Santander, de Cueto.
Vasco Gómez Gallego, de Bayona de Galicia.
Juan de Zubileta, de Baracaldo Y
Antonio Lombardo Pigafetta, natural de Bizancio, en Lombardía.
El Excmo. Ayuntamiento de esta ciudad y el Ateneo sanluqueño, unidos ambos en un mismo sentimiento de veneración hacia las glorias del pasado, convinieron colocar aquí estos azulejos como medio de conmemorar de un modo público y permanente, la gesta referida, digna de no caer en el olvido de los tiempos. 1956, mayo 7".
O sea, como mínimo, desde este municipio Juan Sebastián Elcano inició con la nao Victoria la primera vuelta completa al mundo en barco que conoce la historia de la humanidad y Cristóbal Colón, el 30 de mayo de 1498, partió hacia las Américas en su tercer viaje con seis navíos, eso sí, muy mal pertrechados. Casi nada.
La callecita me lleva a otra plazoleta (San Roque), un poco más pequeña que la Plaza del Cabildo. De forma instintiva mis ojos se depositan en una iglesia (Templo de Nuestra Señora de Los Desamparados, 1762) y con el fin de que se me pasen los efluvios del vino me cobijo en la oscuridad de su interior.
Nuevamente la realidad sanluqueña me pega un aldabonazo y me demuestra que nada es lo que parece en este lugar. De la sencilla y funcional fachada exterior encalada toda ella en blanco con una simple y sencilla espadaña de arco único y adornada con dos mosaicos, uno de ellos un cristo maniatado "Nuestro Padre Jesús Cautivo" titular de la hermandad residente en dicho templo, en su interior se despliega un más que interesante espacio barroco digno de ser recogido en un libro por la cantidad extraordinaria de detalles que se pueden aludir de él. Me recuerda a Roma o Venecia paseando por cualquiera de sus calles estrechas y entrando al azar en una iglesia de fachada discreta descubriéndose en su interior una belleza plástica sin igual entre columnas, mármoles, pinturas, artesonados y demás.
Una vez recuperado tanto del arte como del vino (15º por copa, nada menos) salgo al exterior e inmediatamente a mi derecha aparece un callejón en cuyo extremo se adivina una fachada increíble con motivos arabescos de color grana y albero muy parecidos tanto al Palacio Orleáns-Borbón que estaba a punto de visitar así como la intencionalmente destruida "Casa de la Infantona" en la Plaza del Cabildo (anexa al actual "Bar la Barbiana"©) que como pude investigar con posterioridad de trata de uno de los mayores desastres urbanísticos y arquitectónicos llevados a cabo por la mano del hombre en la baja Andalucía durante el siglo XX.
Sigo de frente y avisto la calle Bretones (la primera calle extramuros construida en la ciudad allá por el S. XV) y su prolongación ascendente en Cuesta de Belén con las Covachas aunque, visto lo interesante del paisanaje, giro a la izquierda buscando la calle Trascuesta y me adentro en el mercado de abastos de la ciudad.
La escena acústica que descubro es absolutamente inenarrable y digna de ser vivida por cuanto que entre decenas de puestos de verduras, frutas, flores y demás se mezcla el verbo de los sanluqueños con palabras y frases todas ellas dignas de elogio por su humor y agilidad mental tan típica en los pueblos costeros.
Todavía hoy me sorprende la riqueza de vocablos y la facilidad de este pueblo para pronunciar frases muy largas en apenas un balbuceo o en una contracción de pocas palabras en las que, por supuesto, sobre la mayoría de las consonantes finales como la "s" y dándosele mayor importancia a las vocales y a la entonación para que una palabra o interjección signifique una cosa y no otra. Todo ello aderezado con una fina ironía y velocidad mental a la hora de hablar y transmitir un mensaje que, ni de lejos, tiene el sentido literal de lo que se dice.
A su vez hay un empleo intensivo del ceceo (pronunciar con "z" las sílabas que contiene "s"), la aspiración del final de las sílabas (por ejemplo, "flore" en vez de "flores" ya que según me dijeron quedaba muy cursi); omisión de la "d" intervocálica (por ejemplo "marío" en vez de "marido") o la pérdida de ciertas consonantes finales de las palabras (por ejemplo "Madrí" por "Madrid", "comé" por "comer" o "reá" por "real"). Al principio choca un poco pero pronto te acostumbras y cualquier conversación se vuelve enormemente jocosa.
Como ejemplo de lo que digo podría servir el divertido libro de Ramón J. Sender titulado "La tesis de Nancy"© donde este brillante autor expresa con precisión lo que pobremente indico en estas líneas y que parecen sonar a chino.
Llego al corazón de la plaza de abastos, a la izquierda se abre la calle Carmen Viejo (aludida por Miguel de Cervantes en el Quijote como "playas de pícaros" pues hasta aquí llegaban los arenales) y subo unas escaleras que me conducen al recinto techado con gran cantidad de puestos de pescado, carnes y verduras observando a mujeres que venden camarones vivos que sus maridos han recogido horas antes en las redes camaroneras situadas justo antes de la desembocadura del río.
En el último escalón un vendedor de cupones con gafas de sol oscuras me dirige abiertamente la palabra:
- Que llevo la suerte!!!! Que hoy toca er dó!!!! Compare, llevo la suerte haga Vd. el favó, compreme er dó.
- Bien, pues déme Vd. el acabo en dos.
- A comprá pescaito, eihh?
- Bueno a echar un vistazo, a ver como están los langostinos.
- Claro, claro, pero no olvide las acedías, las galeras y las gambas de cordón.
- ¿Galeras? ¿Gambas de cordón? ¿Pero las gambas no son blancas?
- Las galeras son como las cigalas pero aplastá. Hace treinta años nadie las quería y los marineros las tiraban por la borda, ahora todo el mundo las quiere y se hace una sopa exquisita con ellas. Las gambas de cordón son el mejor marisco de Sanlúcar incluso mejores que los langostinos aunque sean tan grandes como los "Pablo Romero"©. Una buena gamba de aquí siempre estará mejor que los langostinos. ¿Vé aquel puesto de la esquina?, po allí es donde están las mejores piezas.
- Le abono el cupón al tiempo que le doy las gracias por la información y me despido de él preguntándole, Oiga, pero ¿Vd. no es ciego?
- Sí, pero es que yo soy de Sanlúcar.
Definitivamente, genio y figura como sistemáticamente pude seguir comprobando con los habitantes de esta maravillosa localidad.
Sigo los consejos del vendedor de cupones y compruebo el material existente dejando la compra para otro momento. Salgo por unas escaleras opuestas a las de la entrada y desemboco en la prolongación de la Calle Bretones con la Cuesta de Belén y que me llevará al Barrio Alto.
Inmediatamente me topo con "Las Covachas" (S. XV), una magnífica fachada gótica compuesta de diez arcos ojivales con motivos geométricos, animales mitológicos y plantas que está adosada a la barranca y sobre el muro de contención de un enorme jardín que pertenece al Palacio Ducal de Medina Sidonia.
Habida cuenta la locuacidad de los parroquianos del lugar intercepto a un señor mayor que camina con bastón y con bastante facilidad por esta empinada cuesta empedrada y le pregunto sobre la fachada en cuestión respondiéndome que no se tiene constancia de la función original de la misma creyéndose que bien pudiera ser la fachada primitiva del Palacio Ducal o en su caso la Puerta de la Mar de la antigua muralla.
Me imagino este lugar en el S. XV con la arena de la playa llegando hasta estos arcos y la milicia vigilando desde los diversos castillos y almenas protegiendo la desembocadura de las incursiones de piratas ingleses, berberiscos y demás.
Fascinado con lo que me cuentan sigo subiendo la cuesta y me detengo en la fachada principal de la Iglesia de la Merced (1616-1625) la cual parece imitar un gran retablo. Aprovecho que en el lugar hay un pequeño mirador metálico y observo la esplendida vista que me ofrece con el Barrio Bajo, la playa, el Coto de Doñana (conocido como "la otra banda" para los sanluqueños) y la desembocadura del río, llamándome igualmente la atención una cercana casa en forma de gran barco de pesca y con un gran letrero que pone "Museo de las Caracolas"©.
Continúo mi anábasis y llego al final de la cuesta con las antiguas caballerizas del Palacio Ducal a mi izquierda y el Palacio de Orleáns-Borbón (1852-1866) a mi derecha. La belleza de éste último con sus 6.500 m2 es impresionante. Se debe a un proyecto muy personal del Duque de Montpensier fusionando arquitectura árabe y oriental recordando de forma enérgica a los edificios de Oriente, la Alhambra de Granada y los Reales Alcáceres de Sevilla. Sólo este edificio da para escribir un libro.
No resisto a entrar por la puerta principal que hace esquina con la calle Caballeros recibiéndome un jardín con enormes árboles y plantaciones de herencia colonial y naturaleza tropical que gracias al microclima sanluqueños se conservan en perfecto estado. Accedo por él al interior del Palacio con sus fachadas bicolores de albero y grana decoradas con ricas cerámicas, yeserías y gran cantidad de maderas profusamente talladas.
En su interior aprecio distintos estilos artísticos inteligentemente mezclados por el señor Duque en todos sus órdenes: clasicismo francés, italianos, neorrenacentistas como el comedor, neoplaterescos como la sala de juegos o exóticos como la Sala China, la habitación de bambú o la Biblioteca Egipcia en cuyas paredes están reflejados el motivo (dos alas rectas y hieráticas tan típicas del arte egipcio) que sirvió de inspiración al infante Don Alfonso (más bien a propuesta de su mujer) para crear el diseño del emblema de la Aviación Española.
De vuelta al exterior engancho la calle Caballeros y desemboco en una pequeña plazoleta (Condes de Niebla) que une la Plaza de la Paz con la Iglesia Parroquial de la "O" (1360) y la entrada al Palacio de los Duques de Medina Sidonia (S. XVI).
Esta zona abierta fue utilizada desde tiempos antiguos como lugar apto para la lidia de toros como en otras tantas ciudades de España sirviendo de ejemplo la espléndida Plaza de la Corredera de Córdoba. Muy próxima se encuentra un estupendo palacete semiderruido con puerta mudéjar en madera donde se cree que pudo estar viviendo Cristóbal Colón antes de iniciar su tercer viaje a las Américas.
Entro en la Parroquia de la "O" no sin antes detenerme en su portada principal la cual es el máximo exponente de las fachadas de tipo parroquial sevillano con un grado de barroquismo ornamental de estilo mudéjar (con tradición almohade con pude comprobar posteriormente al compararla con La Giralda), aseverando los entendidos de la zona y de la materia en cuestión, para mi más completo asombro, que la fila de góticas puntas de diamantes situadas en las arquivoltas apuntadas, originariamente estaban recubiertas de pintura, cosa impropia e inusual en este tipo de construcciones y que supuestamente fue descubierto en la rehabilitación que le hiciera la Junta de Andalucía en el año 1998. Aunque, tal y como llevaba vivido y no todo contado, cualquier cosa me parecía posible en Sanlúcar.
Entro en el templo y me sorprendo tanto por la riqueza del coro como el artesonado que embellece el techo de la nave principal con motivos estrellados en madera de herencia mudéjar así como diversas lacerías estrelladas con motivos geométricos muy típicos de la cultura árabe recordándome insistentemente a la Fortaleza Roja de Granada.
A cada paso descubro capillas de indudable belleza como la del Santísimo Sacramento (1675), la espectacular Capilla del Sagrario (1675), la Capilla de la Inmaculada Concepción (1630) o el impresionante Retablo Mayor (1767).
No abandono el lugar sin contemplar la magnífica talla del Crucificado de la Vera Cruz (1615-1617), atribuido al imaginero sevillano Francisco de Ocampo (del círculo de Martínez Montañés) siendo esta imagen a tamaño natural junto al Cristo de la Vera Cruz (Las Cabezas de San Juan), el Cristo de la Buena Muerte (Sevilla) y el Cristo del Amor (Sevilla) los mejores crucificados barrocos a nivel artístico y de valor incalculable que existen en la baja Andalucía (y eso es decir mucho).
Salgo del recinto religioso y me dirijo al Palacio de Medina Sidonia. Aparcados en el rellano de albero observo vehículos de muy alta gama por lo que deduzco indiciariamente las relaciones sociales de la siempre polémica Sra. Duquesa con sus invitados más ilustres. Justo encima de un impresionante Maseratti de color negro aprecio una valiosísima reja central (S. XV) de un extraño estilo entre gótico y renacentista.
Entro por el lado izquierdo donde actualmente hay unos pasillos que conducen a una cafetería que sirve para obtener ingresos propios y poder mantener los costosísimos gastos de un palacio de esta envergadura. A los laterales estanterías y vitrinas donde se exponen publicaciones de la Duquesa destacando una colección en edición "fac-simil" de los pergaminos, cartas y diversos documentos originales con su correspondiente traducción que traen de cabeza a conocidos catedráticos de Historia pues se desmiente con pruebas documentales, y no le falta algo de razón, parte de la "Historia Oficial" de los siglos XV a XVIII de este país que se plasman -y se dan por buenos- en los libros de texto y enciclopedias.
Tomo un café en el jardín del Palacio mientras me recreo en las vistas de la Iglesia de la Merced y el Palacio de Orleáns-Borbón que se asoman tímidamente a través de las murallas de este recinto. Paseo por los extremos del jardín (1512) que hacen frontera con casas cercanas al Castillo de Santiago y, mientras contemplo nuevas vistas del Barrio Bajo apoyado en la barranca justo encima de Las Covachas, reflexiono si bajo mis pies realmente existen pasadizos secretos que comunican por el subsuelo los dos edificios aludidos.
A continuación me pierdo por las diversas dependencias descubriendo fenomenales placeres visuales como un arco encalado de origen árabe (éste y la base del campanario de la Parroquia de la O son uno de los pocos ejemplos de tradición musulmana que han quedado en pie hasta nuestros días), la sombra de la esplendorosa biblioteca llena de legajos y ahora bien oculta y protegida habida cuenta las disputas muy enconadas con la Junta de Andalucía y enormes y señoriales habitaciones como el Salón Grande.
Una vez terminada mi excursión palaciega enfilo la significativa calle Luís de Eguílaz cuyas paredes prácticamente se forman con inmensas bodegas que apilan miles y miles de barriles de manzanilla. Recorro el callejón de los Trapos y de la Comedia oliendo a vino y a madera de caoba proveniente de las famosas carpinterías sanluqueñas dedicadas a manufactura de muebles de este rico material y desemboco en la Casa de la Cilla (1773), actual sede de las "Bodegas Antonio Barbadillo S.A."©. De esta hermosa casa barroca con un esplendido patio con columnatas se extrae su antiguo uso como graneros y almacenes sorprendiendo que en su primera planta se conserve armaduras pretéritas realizadas en ¡madera! siendo las mismas propias de otros países europeos.
Pudiéndome la curiosidad entro en una de las bodegas de "Barbadillo"© donde amablemente me explican el sistema de criaderas de la manzanilla en tres hileras de botas (barriles de unos 505 litros aproximadamente cada uno), la renovación del vino manzanilla (hilera más baja) por vino más joven (hilera superior) dependiendo del tiempo de fermentación y maduración con un periodo aproximado de 16 meses. Igualmente me explican la necesidad de que el suelo sea de albero, las ventanas cubiertas de persianas de esparto y los muros pintados con cal blanca permanentemente enmohecidos con el fin de regar constantemente con agua tanto el suelo como las paredes para que exista unas condiciones aceptables de humedad que hagan florecer la levadura epiculatis en un microclima especial y único.
Transcurrido unos felices encuentros con el vino, por supuesto medio borracho, vuelvo a la calle y termino de frente ante el inmenso Castillo de Santiago (1477), declarado Monumento Histórico-Artístico en 1972.
Las dimensiones de la fortaleza se pueden definir como colosales (ocupa más de 5.000 m2) y la estructura propia del edificio como algo excepcional por cuanto que su torre defensiva más destacable, la llamada Torre del Homenaje, es de forma hexagonal cuando lo habitual en este tipo de edificios militares es la de planta cuadrada o, a lo sumo, pentagonal.
Fue mandado construir por el II Duque de Medina Sidonia (Enrique Pérez de Guzmán) y forma el sistema defensivo del pueblo por aquella época (recordemos, a la izquierda en las Piletas el Castillo del Espíritu Santo, en el centro este castillo y a la derecha, un poco más allá de Bajo de Guía y en el barrio de los marineros, el Fuerte o Castillo de San Salvador, hoy literalmente enterrado por las arenas).
A destacar las marcas de cantería en diversos sillares (muy parecidas a las existentes y camufladas en la Catedral de Burgos o Santiago de Compostela) y la Puerta de la Sirena realizada por Marinus de Neápoli la cual está conformada por un magnífico relieve gótico con una sirena de cola bífida en la parte superior mirando al mar. Esta figura sospechosamente se "parece" a los animales mitológicos existentes en Las Covachas.
Como anécdota del lugar lo que leí en el cartel de entrada al recinto y que me confirmó un camarero en un bar elegantemente instalado en su interior en lo que originariamente era el antiguo patio de armas. Que en octubre de 1477 y aprovechando que la Reina Isabel estaba hospedada en Sevilla decidió bajar en barco por el río y contemplar por primera vez el mar desde las almenas de este precioso castillo. Desde luego, y como puede verificar después, si hay un sitio en Sanlúcar para divisar el mar y el Coto es éste.
Como leyenda de este lugar la conexión de una puerta de emergencia situada en la poterna (zona más escarpada del montículo) con unos pasadizos secretos que conducirían supuestamente a los jardines del Palacio de los poderosos Duques de Medina Simona que en línea recta distaría aproximadamente unos 200 metros (o menos).
Terminada la hercúlea visita a este monumento me dejo llevar por la gran pendiente de la antigua barranca hacia el Barrio Bajo a través del llamado Carril de San Diego. Desemboco tras unos centenares de metros en una pequeña plaza con una impresionante Araucaria de varias decenas de metros de altura. Levantando la vista compruebo que a unos cientos de metros se encuentra su prima hermana que se encuentra sembrada en una Parroquia cercana siendo así que, como un imán, me dirijo a ella.
Aparezco de frente ante la portada y el bonito compás de la Parroquia de Santo Domingo (S. XVI). Se trata de un impresionante edificio de estilo renacentista-marienista realizado íntegramente en piedra de cantería y con una espléndida entrada con naranjos, limoneros, palmeras y la araucaria ya citada.
Pertenecía a la Orden de los Dominicos cuyo convento se encontraba anexo a lo que hoy es las Bodegas de "Argüeso"©. De hecho, una de las naves de la bodega participa del antiguo cenobio dominico con la actual sacristía de la Parroquia siendo la prueba de ello un esplendido alfarje policromado (una especie de artesonado) del siglo XVI tal y como pude comprobar en una visita a esta espléndida bodega de la calle La Mar donde, de paso, me informaron que las manzanillas saben distintas dependiendo si se han criado en bodegas del Barrio Alto o Bajo .
La portada exterior de este edificio se repite en iglesias de ciudades de ultramar como Actopán o Yuriapundaro como me manifestó el alegre párroco del lugar fruto de sus estudios sobre el templo. Quizás lo que más llama la atención cuando se entra a este recinto sagrado es el importante Sotocoro (S. XVI) que se escapa a la vista pues queda justo encima de nuestra cabeza donde se recrea la historia de Alonso Guzmán el Bueno (uno de los primeros señores de esta villa) en Tarifa con la muerte de su hijo a manos de los musulmanes.
Es extraordinario su retablo mayor en estilo rococó (1761) que queda a muchos metros del Sotocoro. Acoge varios sepulcros de los Duques de Medina Sidonia y de hecho, a los flancos en el altar, existen estatuas de los mismos en posición orante y misericorde.
También importante (en esta ciudad hay demasiadas cosas importantes) la capilla de la Virgen del Rosario embellecida con frescos y cuya imagen titular, La Galeona (S. XVII), la protectora de los marineros, atravesó varias veces las rutas oceánicas buscando las Indias. Este templo acoge en la Capilla del Cristo de los Milagros la imagen titular de la Hermandad de los Estudiantes (bellísima imagen de corte clasicista) y un magnífico cuadro del S. XVII atribuido a Jacob Jordanes sobre la temática del Calvario y la Pietá existiendo un cuadro muy parecido, por no decir sorprendentemente igual, en el Museo del Prado en Madrid. Ha sido, a mi parecer, brillantemente restaurado a finales de 2007.
Como mencioné antes me apropio de la calle La Mar y a su término giro a la derecha buscando el Cabo Noval antiguamente tollos, navazos y arenales, que me conducirá a la playa muy cerca del muy conocido Bajo de Guía donde cada año, durante el mes de mayo, la Hermandad de la Virgen del Rocío de Sanlúcar (y muchas más) cruzan el río por esta concreta zona en un espectáculo sin igual buscando la Ermita situada en Almonte.
Dejo a un lado un castillete digno de reflexión y entro en la antigua Fábrica de Hielo donde existe actualmente un museo con piezas arqueológicas de época pretéritas y unas muy originales recreaciones de los ecosistemas existentes en Doñana.
En este lugar se puede comprar entradas para una excusión o ruta fluvial en barco buscando las marismas en el interior del río así como la posibilidad por vía terrestre teniendo como objetivo el propio parque con sus ciervos, jabalíes, linces y demás. Destaca en su primera planta una recreación a tamaño natural de la nao Victoria con la que Magallanes dio la primera vuelta al mundo conocida por el hombre.
Bueno, como me empiezan a sonar las tripas dejó de culturizarme y procuro alimentar el cuerpo yendo al corazón marinero del tapeo donde me espera "Casa Juan"©, "Secundino"©, "Restaurante y Taberna Bigote"© o "Mirador de Doñana"© entre otros.
Entro en la "Taberna Bigote"© con una esplendida decoración marinera y taurina. Al ver la carta renuncio a los típicos langostinos cocidos y me pido "pargo", "huevos a la marinera" y "rape a la marinera" pues, no hay otro sitio en Bajo de Guía, que se coma tan bien y por un precio tan competitivo, eso sí, de pie por estar en el taberna y no en el restaurante. Dejo otros manjares como la "sopa de galeras" o la "raya a la naranja amarga" para ulteriores ocasiones. Por supuesto acompañado de manzanilla.
Alegro la comida con divertidas e interesantes conversaciones con los camareros y gentes del lugar sin darme cuenta que en poco tiempo declina la luz (es el segundo municipio de Europa después de Ayamonte con mayor intensidad lumínica natural al cabo de año).
Para acompañar el declinar de Phebo sobre la línea del horizonte me asomo a la playa viendo el espléndido atardecer desde la orilla donde antes existía un muelle en piedra demolido en los últimos años.
Acompañándome las ensoñaciones de este lugar veo la famosa puesta de sol y con las primeras sombras de la noche me dirijo a un hotel cercano para seguir, al día siguiente, descubriendo este maravilloso pueblo.
NOTA 1: Acompaño a continuación y de forma esquemática lugares y monumentos de interés de esta localidad ya que integrarlos armoniosamente en el texto precedente hubiera resultado excesivamente largo y quizás algo tedioso:
- Iglesia de San Francisco (1752): Base de la Orden de San Francisco en su labor evangelizadora hacia las Islas Canarias y posteriormente a las Américas. Merece destacarse la cúpula con linterna octogonal que refleja un cierto parecido en la distancia a la Parroquia de Santo Domingo y una clasicista escultura del Sagrado Corazón de Jesús. En este templo se da cobijo a la antiquísima Hermandad del Santo Entierro cuya imagen titular (un Cristo yacente del siglo XVI atribuido al imaginero Mercadante de Bretaña) aparte de su valor artístico incalculable (permanentemente deseado por el Arzobispado de Sevilla) posee los brazos articulados y permite mostrarlo (como se hacía antiguamente) crucificado en Jueves Santo y dentro del Sepulcro el Viernes Santo.
- Iglesia de San Nicolás (1754): Templo levantado sobre la antigua Ermita de San Nicolás de Bari. A destacar dos crucifijos de marfil (S. XVII) procedentes de las Indias, una muy curiosa pintura que representa las distintas familias jerárquicas de los ángeles (difícil de ver por estos pagos y muy común en países sudamericanos) y un crucificado (Cristo de la Expiración o de las Aguas) atribuido a Juan de Mesa o su entorno.
- Plaza de Toros (1900): Llamada "la Antesala de la Maestranza" está situada en el milagroso lugar de El Pino (por sus manantiales y por los piñones que la gente comía de los pinos plantados allí y que, según la tradición, quitaron las fiebres provocadas por las epidemias de la época). De estilo neomudejar y clasificada de tercera categoría. Ha visto pasar a toreros como Limeño, Paco Ojeda y José Luís Parada, entre otros.
- Puerto de Bonanza (S. XVI): Situado en el último recodo que realiza el río antes de desembocar al Atlántico. Situado estratégicamente en ese lugar para resguardarse de los peligrosos vientos de poniente. Ya existía desde época musulmana. Desde este concreto lugar partieron las famosas expediciones hacia África, Canarias, América e Indias. En este lugar igualmente se aleja la lonja de pescadores con la subasta casi diaria de los productos del mar.
- Capillita de Nuestra Sra. del Carmen (1886): Edificación patrocinada por el bodeguero Juan de Argüeso. De estilo neogótico y a destacar sus tres ventanales laterales realizados en piedra.
- Jardín de las Piletas (1809): Exquisito enclave en la desembocadura del río y al lado de la playa. Mezcla de arquitectura con botánica y zona de destino en el S. XIX para las personas aquejadas de enfermedades reumáticas al existir fuentes y manantiales de agua con propiedades curativas.
- Fuerte de San Salvador (1627): Junto con el Castillo del Espíritu Santo en las Piletas eran las dos fortificaciones a pie de playa que defendían la localidad de incursiones de piratas y navíos extranjeros. En la actualidad se encuentra enterrada por la arena en espera de ser rescatada por las autoridades competentes.
- Casa del Marqués de Arizón (S. XVIII): Impresionante edificio perteneciente a una familia de cargadores de Indias. Cuenta con un mirador desde el cuál se divisa la desembocadura del río y, según la tradición, uno de los familiares se arrojó al vacío al contemplar cómo uno de sus navíos procedente de América cargado con lingotes de plata de hundía en la barra de arena. En su planta alta dispone de un precioso Oratorio pintado al fresco. El edificio encierra algunas leyendas románticas como el de la "Dama de Blanco" la cuál dicen presenciar por algunas zonas de la casa.
NOTA 2: Indico a continuación algunos enlaces que quizás puedan ser de interés para el lector.
http://sanlucardebarrameda.net/
http://www.carrerassanlucar.es/
http://sanlucarreconditaciudad.blogspot.com/
http://www.fcmedinasidonia.com/
EPÍLOGO:
La manzanilla es mi vino
porque es alegre, y es buena
y porque -amable sirena-
su canto encanta el camino.
Es un poema divino
que en la sal y el sol se baña…
La médula de una caña
más rica que la de azúcar…
El color que da Sanlúcar
a la bandera de España.
(Autor: Manuel Machado)